Bitácora de un documental (XXV): Digiriendo una experiencia

El equipo junto a Djibril y Roger Diabone, dos personas excepcionales de las que nos costó despedirnos.

El equipo junto a Djibril y Roger Diabone, dos personas excepcionales de las que nos costó despedirnos.

Hemos pasado unos meses de relativo silencio. En realidad apenas habéis vuelto a saber de nosotros desde que terminó la fase de rodaje, allá por el mes de diciembre. En realidad se nos han juntado dos situaciones diferentes pero que han confluido de manera natural en este silencio. Por un lado, después de la grabación nos hemos metido de lleno en el proceso de producción que significa ponernos delante de todos los materiales que hemos recogido, discutir sobre ellos y, lo más duro, escoger los que puedan ayudarnos a contaros la historia que nosotros hemos vivido, con el compromiso de hacerlo de manera más sencilla posible y menos pesada, para meternos de lleno en el montaje. Seguramente es la fase más gris o, al menos, la más silenciosa. No nos vemos capaces de atraparos con las miserias que nos suponen tener que descartar algunos de los momentos que, personalmente, nos puedan parecer más intensos.

Precisamente, esa ha sido la segunda de las situaciones que ha hecho que no pudiésemos ofreceros más noticias. Hemos necesitado un poco de tiempo, de soledad y, porque no vamos a reconocéroslo a vosotros que habéis sido nuestros confidentes, un poco de intimidad, para digerir lo que hemos vivido. La primera parte podemos dejarla a un lado porque tendremos otros momentos para explicaros cómo nos hemos “peleado” para defender nuestras declaraciones preferidas. Este proceso de producción está aún en marcha. Sin embargo, respecto a la segunda, necesitamos daros una explicación o, por lo menos, necesitamos compartirla con vosotros. Puede parecer sorprendente que después de todo lo que hemos hablado de nuestra estancia en Oussouye, no hayamos dicho ni una palabra de nuestra partida. Hace unos días, Xavi nos explicaba que había vuelto a hablar (por teléfono) con “nuestros príncipes” (él nos decía “mis príncipes”, pero sólo personalizaba una sensación que todos compartimos), se refería a Roger y Djibril Diabone de los que ya os hablamos. Así que esa era la señal que necesitábamos para romper el silencio.

Tanto durante el viaje preparatorio como durante el rodaje nos hemos encontrado con una serie de personas (quizá en el documental sean personajes, pero nosotros no sólo podemos verlos como personas) a las que la mayoría de los miembros del equipo ni siquiera conocíamos. Sin embargo, no han tenido ningún problema para sentarse delante de nosotros y hablarnos. En algunos casos, nos han hablado de cuestiones extremadamente íntimas, de su forma de ver la vida; de sus deseos; de las cosas que les mueven, que les motivan a hacer frente a situaciones delicadas; de los motivos para dejar a un lado el miedo y afrontar de cara ciertos retos. Las personas más insospechadas nos han dado lecciones que difícilmente vamos a poder olvidar. Han entendido lo que queríamos hacer, en algunos casos, quizá incluso mejor que nosotros. Tanto que nos han marcado el camino de lo que teníamos que hacer, de lo que necesitaban que contásemos, de lo que no sabe fuera de Oussouye y ellos querían compartir con cualquier que esté dispuesto a entenderlo.

Tampoco vamos a magnificar las cosas, hemos pasado apenas dos meses con ellos en dos visitas diferentes. Sin embargo, hemos vivido con algunas de estas personas momentos intensos. Seremos sinceros. Ha habido encuentros, más que entrevistas, que hubiésemos deseado que nunca hubiesen terminado; otros que nos hubiese gustado cortar inmediatamente para poder tener el tiempo necesario para digerir lo que nos contaban; y muchos, la mayoría, en las que sentíamos que al finalizar lo menos que le debíamos a nuestro interlocutor era un abrazo. Hemos sido todo lo objetivos que se puede ser a la hora de preguntar, de interpelar, de buscar la información; pero no podemos evitar haber sido personas también y haber intentado asimilar las cosas que nos explicaban.

De repente nos hemos visto despidiéndonos de esas personas y recibiendo de ellas, sin ninguna exigencia, sólo el deseo de habernos ayudado y de que pudiésemos concluir como deseábamos la labor que nos habíamos marcado. Nos han dado las gracias y en muchos casos no hemos sabido qué contestar porque éramos conscientes de haber recibido mucho, mucho más de lo que podamos entregarles. Aunque esa situación parezca un lugar común, os podemos asegurar que es una sensación, que cuando es real, te deja sin palabras. Ya os lo dijimos en otra ocasión vuestros ánimos, el de todas las personas que nos habéis apoyado de una u otra manera, nos suponían una carga de responsabilidad importante por hacer bien el trabajo que nos habíais encomendado. El apoyo de las personas con las que nos hemos encontrado en Oussouye, nos ha añadido el compromiso de responder al agradecimiento que nos han transmitido, sentimos que debemos merecerlo.

Cada miembro del equipo, a su manera, ha aprendido cosas importantes en estos viajes. Hemos pensado en ellas, las hemos intentado digerir. Y ahora nos hemos marcado el reto de que ese compromiso y esa responsabilidad sean en realidad el combustible que nos permita llegar al lugar que deseamos. Es decir, que podamos conseguir que el documental que saldrá de todo este esfuerzo os cuente de la mejor manera posible lo que hemos podido ver y vivir en Oussouye.

Nota: Esta entrada fue publicada originalmente en el blog de Documental en Oussouye

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